sábado, febrero 10, 2007

Nada que a otro no le vaya a ocurrir

Prefiero las reflexiones típicas del teatro de lo absurdo (¿o "del" absurdo?).., pero aceptando por un momento que la crisis de la adolescencia ya no es un tema en mi vida cotidiana, y que la moda de las quinceañeras me resulta ajena, me di cuenta de cómo ha cambiado mi vida, y la de los demás, y no puedo evitar comentarlo, no sé ni por qué ni para qué. Pero en fin.

Hace exactamente un año era yo estudiante, sin compromisos amorosos, vivía con mis papás, mi casa estaba en Concepción, yo llegaba a jugar con mi perro, los amigos estaban en lo mismo que yo...

Hoy trabajo, pololeo feliz, vivo solita, el departamento está en Santiago, llego a regar las plantas, mis amigos están algunos trabajando, otros estudiando, otros buscando pega, otros casándose...

¿Y?

mmmm... no sé, no tengo nada para concluir.