Esto no puede ser interesante
- No, no puede ser interesante. Yo sé que no. A mí no me importaría en lo absoluto, no veo porqué habría alguien cuya atención se fijara en algo como esto. Es irrelevante.
-Es cierto. Pero quizá no.
-Tienes razón. Es como todo.
-¿De veras lo crees?
-Por supuesto que no.
-Eso me alivia. Pensé que de pronto creías en algo.
-¿En algo como qué?
-Da lo mismo. En algo intrascendente.
-¿Como el hígado de un zancudo?
-Los zancudos no tienen hígado. Son objetos.
-¿Objetos de qué?
-De la duda y el estudio.
-Ahh, me lo imaginaba. A propósito, ¿cuánta azúcar le pongo a tu café?
-No lo sé. Yo quería sopa.
-¡Pero la sopa no lleva azúcar!
-Entonces no le pongas.
-Ay! Me vas a matar!
-Si, pero no hoy. Los días domingos son más atractivos para un asesinato.
-No me gusta morir los domingos.
-¿Y para qué te vas a morir? Mejor lees un libro.
-Los míos los cociné. ¿Tienes alguno?
-¿Algún qué?
-Algún perfume. Me gustan los perfumes.
-A mí también. Por eso no los tengo. Los gastaría muy rápido.
-Es cierto. Por eso te amo.
-Yo no.
-Es intrascendente.
-Es cierto. Pero quizá no. A veces te amo yo.
-Es cierto. Pero quizá no.
-Tienes razón. Es como todo.
-¿De veras lo crees?
-Por supuesto que no.
-Eso me alivia. Pensé que de pronto creías en algo.
-¿En algo como qué?
-Da lo mismo. En algo intrascendente.
-¿Como el hígado de un zancudo?
-Los zancudos no tienen hígado. Son objetos.
-¿Objetos de qué?
-De la duda y el estudio.
-Ahh, me lo imaginaba. A propósito, ¿cuánta azúcar le pongo a tu café?
-No lo sé. Yo quería sopa.
-¡Pero la sopa no lleva azúcar!
-Entonces no le pongas.
-Ay! Me vas a matar!
-Si, pero no hoy. Los días domingos son más atractivos para un asesinato.
-No me gusta morir los domingos.
-¿Y para qué te vas a morir? Mejor lees un libro.
-Los míos los cociné. ¿Tienes alguno?
-¿Algún qué?
-Algún perfume. Me gustan los perfumes.
-A mí también. Por eso no los tengo. Los gastaría muy rápido.
-Es cierto. Por eso te amo.
-Yo no.
-Es intrascendente.
-Es cierto. Pero quizá no. A veces te amo yo.